viernes, 9 de noviembre de 2012

Día de compras.

El barrio Meiggs en Santiago es un hormiguero de gente.
Personas de toda clase social, vehículos de última generación y otros de los setenta, niños con regalos a “luca” (dos dólares), madres con bolsos “matuteros” (la foto) llenos de sueños, muchachos buscando trabajo, en fin, un mundo impresionante, rico en respeto y amabilidad.
Lo  mejor del barrio es la Navidad. Una  ingresa por Alameda hacia el Sur y TODO es Navidad, luces de mil colores, juguetes, muñecas de enorme tamaño, tacitas en miniatura, figuras decorativas, flores artificiales, debo sentarme un rato, estoy mareada, demasiado color, formas extrañas, tanto artilugio lindo me abruma.
Es, literalmente, vivir en diciembre, claro está que sin los atropellos de esa fecha.

Cedo a la tentación, lo confieso. Irresistible la variedad.
Mi cartera grita, sufre, aúlla al final, queda vacía como el hueco de la oscuridad. A cambio llevo una enorme bolsa con tesoros, un perfume para X, luces de colores para decorar el frontis del hogar, papeles de regalo, cintas de colores, libros, lápices, adornos de intrincado diseño, calendarios 2013 para la Comunidad, envases para hacer mermeladas,  ropita personal.

Ni siquiera me he tomado un agua mineral, ni recuerdo que tengo hambre. La seducción ha hecho su efecto más allá de la alegría común. Vuelvo tan contenta que apenas siento cansancio. Total, pronto será Navidad, bien vale un dolor de pies ¿no?

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Cuando Jesús nació en Belén de Judea
en días del rey Herodes,
vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
diciendo:
¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?
Porque su estrella hemos visto en el oriente,
y venimos a adorarle.


Evangelio de Mateo 2:1-2
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Oración:
Padre Nuestro, ruego que estos días sean de paz y gozo para los seres humanos.
Que el amor de Jesucristo reine en los corazones.
Que el sacrificio del Señor sea compensado recibiendo gloria y alabanza de todo aquel a quien el Espíritu le revele la grandeza de tu gracia.
Que ponga mis ojos en el Autor y Consumador de la fe más que en los objetos o las luces de colores.
Amén.



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