Un estereotipo.
Un mote.
Una etiqueta que la sociedad adhiere sobre aquellos que no entiende.
Ciertos amigos me han preguntado por las costumbres que identifican a los evangélicos pentecostales (algunos les llaman "canutos") y cuál es la diferencia con los bautistas o presbiterianos.
Sencillamente soy pentecostal porque creo en el Espíritu Santo como Dios ¿es tan raro tener una fe más allá de las runas, el horóscopo o el tarot?
Creo que el Espíritu Santo imparte dones a los seres humanos, sí, creo en la continuación de los dones hasta hoy, dones de sanidad, acciones extraordinarias y profecías que se cumplen.
Creo que el poder del Espíritu levantó a Jesucristo de los muertos y SÍ, creo que Cristo está vivo.
Creo que Dios sana por diversos medios, incluyendo los médicos, la imposición de las manos y la oración de fe.
Creo que a veces pueden suceder experiencias místicas y trascendentes, aunque algunas estén al borde del animismo, eso no les quita valor a las verdaderas..
Creo que hay un mundo espiritual que habitualmente no percibimos.
Creo que el Espíritu nos ayuda a rogar, aunque a veces no comprendemos algunas situaciones; su poder nos fortalece para vivir la vida devota hasta el final.
Soy una pentecostal respetuosa de otras posturas, a cada persona le amanece a diferente hora, la revelación de Dios es amplia, más allá de nuestros pequeños parámetros con los que aprendemos a defendernos.
Si alguna cosa he aprendido es esta: mi hermano no es mi enemigo, aunque no piense ni sienta igual a mí. Creo que el Cuerpo de Cristo es más amplio, trascendente y eterno que nuestra modesta Comunidad, defensora de la "sana doctrina" (otro día podemos hablar de eso) y las buenas costumbres.
¡Ah!, también creo en la evangelización mundial, el perdón de las ofensas, la ayuda a los necesitados y la solución de los problemas por medio del diálogo.
Y sí, me gusta la música con guitarra, banyo, acordeón y cualquier instrumento que no suene como tarro.
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No permitan que se hable mal del bien que ustedes hacen,
porque el reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida,
sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Romanos 14:16-17
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