miércoles, 10 de junio de 2015

Pecados financieros: usura.

Me prestó dinero.
En aquella época mis finanzas estaban en el suelo.
Quebrada, es la palabra.

Fui a su oficina, tenía una próspera fábrica de bolsas de papel…y facilitaba efectivo.
Al 20 % mensual.
La tasa legal era máximo 5 %.

Tomé el préstamo apretando los dientes. Comer era más urgente que los escrúpulos.
Caminé de regreso a casa bajo un tenue sol de otoño y oré mirando al cielo, creyendo que detrás de ese color desvaído, Dios tendría misericordia de mi calamitosa administración.
Lloré en plena calle con desesperanza.

La usura me robó un par de años.
Terminé de pagar mis deudas con la ayuda del Señor, grandes esfuerzos, muchas oraciones y una noche en el hospital de urgencias con un patatús nervioso que casi me exporta al otro mundo.

Parte de mi capital intangible es saber que jamás cobraré un % a quien le preste, porque ahora -después de la crisis- Dios me ha dado para hacerlo.


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 Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.


Salmos 15:5


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(Pintura de Quentin Massys, el cambista y su mujer)




3 comentarios:

Susana dijo...

Esa gente no tiene perdón de Dios. Un beso.

Fernando dijo...

Qué triste, Ojo Humano, pero qué esperanzador. Ojalá que nunca vuelva a ocurrirte nada así.

Dios te ayudó y saliste adelante. Mucha gente no puede decir lo mismo: piden un préstamo, no les llega para devolver, han de pedir otro préstamo mayor para pagar el 1º... Cuando se quieren dar cuenta su vida está perdida, aunque trabajen 24 horas al día para devolver el dinero.

Mejor no tener ni que pedir prestado ni que prestar.

ojo humano dijo...

Pero él era religioso, Susana, no te digo de qué para que no te ofendas.
Un beso.


Fernando, solo por la gracia de Dios uno puede superar las crisis de toda clase.
Y sí, ahora puedo dar y prestar, pero no cobraré un peso de ganancia, algo bueno me dejó la experiencia. No te digo que grandes fortunas, pero por lo menos para salir del apuro.
Un abrazo.