lunes, 28 de septiembre de 2015

Etiquetas.

En un país tan politizado como el nuestro, no pertenecer a la derecha o a la izquierda es raro, al límite de lo sospechoso.
Más aún, si no eres de la Roja, la U o el Colo-Colo, peor.
Somos suspicaces al momento de calificar a la persona que no tiene etiqueta (o no la muestra), nos provoca temor. Pertenecer a algo es lo correcto, lo usual, lo conveniente para nuestra sanidad mental.

Sucede que la política no es mi tema (menos el fútbol), como para otros no lo es la religión o la astronomía y nadie se espanta, no le miramos raro ni nos parece misterioso.

Sí, claro está, tengo mi chapa.
 Evangélica Pentecostal, sí, de esas que leen la Biblia, tocan guitarra y dicen !Gloria a Dios!
Ahí respiras aliviado. Este espécimen no es una extraterrestre disfrazada con falda y tacones. Puede que no sepas nada de los evangélicos, ni hayas entrado en tu vida a una iglesia, pero ahí está la etiqueta, la marca, el signo.

La libertad de alguien suena a trampa, anarquía,  cercano a un camuflado terrorismo.
Nadie puede ser libre totalmente, cuestionamos.
Tal vez esa es la razón que en el Apocalipsis de Juan se lean estas palabras:   "Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente,  de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca..."     (Apocalipsis 13:16-17)






3 comentarios:

Susana dijo...

Es una buena etiqueta para llevar. Un beso.

Fernando dijo...

Me gusta mucho este post, Ojo Humano. El interés por la política es algo bueno, santo, pero en nuestras sociedades ha degenerado en pasión mala que nos lleva a odiar al que no piensa como nosotros. Eso ya es malo: no se trata de pensar en lo mejor para la sociedad sino de convertir a la sociedad en un reflejo de nuestro grupito. Malo.

San Agustín escribió sobre esto. En La ciudad de Dios nos explica como hay dos ciudades, la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres, que conviven juntas en la vida diaria. Pero el cristiano ha de vivir pensando y ocupándose de la ciudad de Dios, no puede quedarse en el Reino terreno.

Buen post, ya digo.

ojo humano dijo...

Así es, Susana. Es una buena marca.
Que haya buena salud en tu vida.


Fernando: Gracias. Creo como tú que la política, el fútbol y otros intereses son buenos, solo que, por el uso inadecuado, terminan por fastidiar.
Ten una buena semana.