jueves, 31 de marzo de 2016

Luces y sombras.

“Ya no existen referentes en los cuales creer”, dijo con pena el locutor de cierta radio, comentando las últimas noticias brasileñas.Y agregó: “pareciera que todo el mundo tiene sus luces y sombras, ya no se puede confiar en nadie”.

¿Desde cuándo las personas confían en la ayuda de los poderosos?
¿Cuándo dejan de creer en ellos?
O ¿siempre esperan que un gobierno  (sirve hasta un Leonardo Farkas)  les arregle la vida?

Nuestras sociedades modernas se han infantilizado paulatinamente, pensando que “algún líder” los sacará de la crisis, que algún súper hombre solucionará los problemas de sus vidas.
Mucha película moderna o exceso de tv.
¿No sería mejor decidir qué rumbo vamos a tomar personalmente?
Mi santa madre sostenía un principio, “mijita, con el gobierno que haya, usted debe trabajar responsablemente, ahorrar y no pedir prestado”. En ocasiones he vivido al filo de ese principio y lo he lamentado. El mundo moderno está hecho para que seamos consumidores (consumidos)  y lo he pagado con altos intereses. 

Secularizados y escépticos, los ciudadanos vuelven sus ojos ilusionados hacia el gobierno de sus amores para que se haga cargo de sus deudas con bonos, “vale por” o derechamente un “perdonazo”.
Defensores, mecenas, príncipes azules, auspiciadores, ¿no sería más sabio elevar nuestros estándares y volverse al Creador que nos ama?

¡Vaya, cómo cuesta asumir la propia vida!


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No pongan su confianza en los príncipes
(o gobernantes), 
ni en ningún mortal,porque no pueden salvar.

(Salmos 146:3)



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domingo, 27 de marzo de 2016

Tarde en el camposanto.


“…cándido tiempo
 que yo no puedo abrir 
y cerrar 
como una puerta” 

(Mario Benedetti )

Habrá otro tiempo sin tiempo.
Habrá un cielo sin cielo.
Sin noche.
Sin luz de sol. Ni luna.
Otra tierra (¿o la misma recreada?)
Ni la mayor  mente creativa puede mostrarnos el tiempo después del tiempo.

Hablamos de gracia.
Hablamos de salvación.
Redención.
Sacrificio es una palabra común a muchos credos.
Hablamos de crucifixión.
Resurrección.
Palabras que intentan infructuosamente explicar lo inexplicable.
No sabemos hablar de lo que está porvenir, al otro lado de la muerte.

Camino entre  lápidas, muchos nombres que no conocí, un lugar de amplios prados verdes, perfume a pasto recién cortado, algunas cruces desafían el viento tibio del otoño. Más allá un remolino y unos globos de colores revolotean sobre el nombre de un pequeño,  recuerdo de uno que no alcanzó a distinguir su mano izquierda de su derecha.
Los cuerpos –o lo que queda de ellos- no escuchan nuestras voces ni perciben nuestra presencia. Ajenos a lo que ocurre en la superficie, esperan.
Ni ellos saben quiénes somos,  ni nosotros sabemos dónde están ellos.



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"El ángel que yo había visto de pie 
sobre el mar y sobre la tierra
 levantó al cielo su mano derecha
 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, 
el que creó el cielo, la tierra, el mar
 y todo lo que hay en ellos, y dijo: 
¡El tiempo ha terminado!

 Apocalipsis 10:5-6 

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miércoles, 2 de marzo de 2016

Idus de Marzo.

Fin del verano, fin de lecturas dispersas.
Inicio de Marzo, tú sabes, “cuídate de los idus de Marzo”, tal vez estos no serán tan trágicos como aquel, pero que son laboriosos todos estamos de acuerdo.

Escolares llorando en la puerta del colegio en su primer día de clases.
Padres de compras, ese embrollado sumario de útiles escolares, hay que ser buzo de profesión para sumergirse en ese mar de papeles y requerimientos, la lista del pre kínder tan extensa y casi tan costosa como un curso universitario.

Revisión técnica del auto (aunque sea un mínimo “cacharro”), el seguro contra terceros, permiso de circulación, inicio de la rutina, el refri y la despensa vacíos, ¿cómo sobrevivir después de los bucólicos días de campo que disfrutamos sin mover un dedo?
Qué elevado precio el ocio veraniego.

No todo es tan negro en el panorama “marzístico”.
Llega a mis manos este libro: El Jesús que nunca conocí (Phillip-Yancey), editorial Vida.
Si no lo encuentran en librerías, en PDF aquí:

 Un breve párrafo de muestra: “Hay sólo una forma para resolver la tensión entre los elevados ideales del evangelio y la triste realidad de nosotros mismos: aceptar que nunca daremos la talla, pero que tampoco tenemos que lograrlo. Se nos juzga por la justicia del Jesús que vive dentro de nosotros, no por nosotros mismos.”

Inicio la lectura quitando tiempo a tareas menos relevantes.
Planifico “al callo los tiempos.
No tengo escolares que me quiten el sueño pero la rutina que se inicia en cierta medida nos toca a todos.

Decido reiniciar ciertos ejercicios espirituales que me propuse alguna vez.
Volver tiene su encanto, cómo no.


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"...aprende una lección de las hormigas.
    ¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio! 
 A pesar de que no tienen príncipe
    ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
 se esfuerzan todo el verano,
    juntando alimento para el invierno.

Proverbios 6: 7-8 (NTV) 

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Ilustración gracias a Sarah Wilkins