lunes, 4 de julio de 2016

Pequeñas historias de cuello y corbata (1).

No tuve ninguna desconfianza -dijo cuando la entrevistaron-, se veía un joven tan decente, iba vestido con terno y corbata.

Estafadores de “cuello y corbata”, se califica a esa especie que con cierto dominio del lenguaje, envuelven a sus víctimas, como lo hiciera antaño la serpiente con Eva.
Se acercan a la salida de los bancos cuando los ancianos reciben su jubilación o alguien descuidado muestra una abultada billetera.
Se aproximan con simpatía a preguntar algún dato. Entablan una conversación amena, son maestros de la comunicación. Agradables hasta en los gestos.
Van hasta donde la víctima permita.

Ella era una vecina sola, cerca del barrio donde viví por algunos años.
Desde el día del asalto -donde limpiamente, sin violencia física, le quitó toda su mensualidad-, no volvió a ser la misma.
Contaba la historia, consternada que un joven “tan encantador, vestido de terno y corbata”, la hubiera timado sin apenas darse cuenta.
Nunca volvió sola al Banco. Pero, aun acompañada, el mal estaba en su mente, no lograba reponerse de la impresión. Cada mes iba con menos ánimo, como si la imagen del muchacho la rondara en las puertas.
Poco a poco perdió el apetito y fue paulatinamente decayendo hasta un final triste de hospital.

¿Por qué no sospechó que era una treta desvergonzada para despojarla de sus pocos pesos?
¿Cómo prevenir el engaño?
¿Por qué la corbata es un símbolo de confianza?



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No hurtarás.


Lucas 18:20

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5 comentarios:

Fernando dijo...

Es una historia horrible, Ojo Humano. Es tremenda la brutalidad de nuestra sociedad, donde alguien roba sus pesos a una anciana y encima lo hace con engaños. Seguro que era su única fuente de ingresos y que pasó un mes muy malo. No me extraña que luego se deprimiera. "No robarás" y también "no mentirás", no darás la apariencia de lo que no eres para abusar aún más de los otros.

Susana dijo...

Qué triste. Lo peor es abusar de los ancianos. Un beso.

ojo humano dijo...

Amigos, fue un tiempo bien triste ese. Y sucedió tal cual lo cuento, no he ficcionado nada. Lo peor es que haya personas jóvenes que se dediquen a eso, es maldad pura.

sonia dijo...

Hay ladrones por todos lados, los que roban dinero, también los que roban las ilusiones, la tranquilidad, la estabilidad y lo peor de todo, el amor.

Lo mejor es aferrarse a las cosas espirituales, y efectivamente la palabra dice:"Maldito el hombre que confia en el hombre"; ¿Será que Dios se refería a estas cosas?

Pese todo, aun confío y creo que hay personas digna de confianza y que hacen el bien!

Abrazos ojito

ojo humano dijo...

Amiga, un placer que andes por aquí.
Añorando verte.
Tienes toda la razón, más que el dinero, los hurtos del alma son mucho peores.
Besos.