“La única cosa que nos consuela de nuestras miserias es el divertimiento,
y, sin embargo, es la más grande de nuestras miserias.
Porque es lo que nos impide principalmente pensar en nosotros,
y lo que nos hace perdernos insensiblemente.
Blaise Pascal
El viernes por la tarde la ciudad quedó como pueblo deshabitado.
¿A dónde irán?
No importa mucho, la idea es salir de casa, estar donde todos están, la playa, el Norte.
Al extranjero si hay más “lucas”.
Cada año me asaltan las mismas interrogantes, con ligeras variaciones.
¿Por qué escaparse de su casa?
¿Por qué no intentar el placer de dormir hasta tarde, comer cualquier cosa y vagabundear por la ciudad?
Trabajan con horarios inhumanos, a veces muchas horas de pie, el estrés los consume ¿por qué conducen en filas descomunales para salir de Santiago (y para volver)?
Una querida amiga tiene su teoría, “no les gusta la soledad”, me dice.
¿Será?
“Estar solo –dice Ely- los enfrenta con sus miedos, sus deseos insatisfechos y su necesidad espiritual”.
Tal vez tenga algo de razón.
La ciudad se ha vuelto opresiva, muchos vehículos, mucho ruido, poca paz en las calles.
Lo extraño es que todos se van y llevan consigo el ruido.
Por mí, qué disfrute.
Canto de aves, buenas lecturas, aire primaveral y un menú especial para celebrar a Chile.
Días perfectos.
---------------------------------------------------------
«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.
¡Yo seré exaltado entre las naciones!
¡Yo seré enaltecido en la tierra!»
Salmos 46:10
------------------------------------------------------------