jueves, 7 de diciembre de 2017

Regalos de Navidad.

Después del trasnoche de la Teletón y del partido de Colo-Colo, hay en nuestro barrio un silencio apenas roto por el sonido del ventilador de mi PC.
Escribo y pienso.
Voy sintiendo la noche, cómo pesa sobre la ciudad, las luces de la calle titilan anunciando que un Niño viene en camino, cada año se renueva el milagro de la vida que emerge, poderosa e insondable.

Escucho algunas canciones navideñas, Santa la noche, alabanzas al Rey.
Y una no tan evangélica,That old feeling, de Bob Dylan.  Pura nostalgia.

Me gusta la música, la navideña y la otra.
Aparte de la locura temporal que nos posee desde los primeros días de diciembre, me dedico a pensar en el Nacido y en los nonatos. Quizás sea porque este año se aprobó la ley de aborto, si María hubiera quedado embarazada en estos días lo más probable es que las vecinas le sugirieran que abortara el bebé, tal vez en esos tiempos se respetaba la concepción como el acto sagrado que es.

Por cierto, la potente vida renace en el jardín, la   familia pata se agranda con cuatro patitos iguales a su padre. ¿No es un maravilloso regalo de Navidad?


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 «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, 
y le pondrás por nombre Emanuel, 
que significa: “Dios está con nosotros.”»

Mateo 1:23 

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5 comentarios:

Susana dijo...

Una nueva vida es lo mejor que hay. Un beso.

ojo humano dijo...

Definitivamente, Susana.
Es una alegría enorme ser testigo de la vida que nace y nos renueva la fe.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Tiempo para pensar, Ojo Humano.

Siento lo de la Ley del Aborto, Ojo Humano. No lo sabía. Es una gran desgracia: al inicio se presenta como una solución para grandes males (violación, malformación) y acaba siendo un método anticonceptivo más. Así ocurrió en España, así ocurrirá en Chile. Hay que rezar.

Me alegro del crecimiento de la familia pata. Es fácil querer a los animales, y más si son pacíficos y tranquilos como los patos.

ojo humano dijo...

Así es, Fernando.
Tiempo de pensar, orar y alegrarse, aun en la dificultad.
Estoy muy contenta, tengo huevos de las patas para regalar, en general a los haitianos que les encantan.
Y más, por fin nos abandonó el frío polar. Espero en Dios que dure unos meses, el calorcito amodorra un poco en las tardes, pero las noches tibias son una delicia.

Silvia Parque dijo...

¡Son preciosos! A la madre no se parecen :D