viernes, 26 de enero de 2018

La boda.

Mis amigas han estado enteradas de esa rara  aprensión  que tengo para asistir a las bodas.
No hay una razón válida o explicable, creo en el matrimonio, creo en la bendición sacerdotal, creo en eso de “ …hasta que la muerte los separe”.
A pesar de mis titubeos, asistí a la boda de J., mi amiga de milicia en el Sudeste Asiático, quién después de viajar por todo el mundo, encontró su “media naranja” en un pequeño pueblo del Sur de Chile.
Parte de la alegría de complacer una persona amada es el aprendizaje de experiencias inolvidables, guardar ciertos protocolos, ir a la peluquería, maquillarse, comprar un vestido, zapatos de tacón y medias con dibujos, ir al Mall por un regalo, viajar al Sur.
Se van creando en el cerebro imágenes que me acompañarán hasta el fin de mis días.
Parafraseando a C.S. Lewis, fui “sorprendida por la alegría”, una placentera experiencia que en muchas ocasiones me negué ¡qué boba!

 No solo fue una ocasión feliz, también es un anuncio al mundo de la fe en la familia, una bienvenida a otros seres que habitarán nuestros espacios, una forma de armar recuerdos ensamblados a otras mentes que completarán el cuadro de la memoria.
La fraternidad humana.
Porque he ido aprendiendo que las ceremonias son importantes.
Ciertas festividades nacionales o mundiales  dan un sentido de pertenencia.
Los delicados ritos son una mirada compartida, más aún cuando son realizados con tanta entrega y esperanza.
Tal vez por eso Dios le indica a Moisés cuando los saca de Egipto en ocasión de La Pascua, esa gran aventura épica: “Este es un día que ustedes recordarán y celebrarán con una gran fiesta al SEÑOR. Lo celebrarán como una costumbre, de generación en generación.”.

Modestamente, también tengo días felices y célebres en mi depósito personal.
Gracias Jes por invitarnos.





viernes, 19 de enero de 2018

Vegetarianos, cetogénicos, higienistas, crudívoros, carnívoros, etc, etc.

Late Fragment 
 And did you get what 
you wanted from this life, even so? 
I did. 
And what did you want? 
To call myself beloved, 
to feel myself beloved on the earth. 


 Ultimo fragmento 
 ¿Y conseguiste lo que 
querías de esta vida? 
Lo conseguí. 
¿Y qué querías? 
Considerarme amado, 
sentirme amado en la tierra. 

Raymond Carver (1939-1988) 

El verano despierta toda clase de desafíos para el cuerpo.
Queremos estar sanas, delgadas y bellas para ingresar al baño de mar, ¡cómo si al mar le importara un pepino!; queremos cambiar ese viejo hábito de “matear” después del almuerzo con algo dulce; queremos cambiar…¿te has fijado que el inicio de año siempre nos pilla tomando decisiones que a poco se desvanecerán? Más aún si lo iniciamos con unos pícaros kilos extra, regalo de las fiestas navideñas y demases, cada temporada tiene sus riesgos.

Ahí es cuando aparecen los amigos con toda clase de consejos.
Unos rayan casi en lo religioso, que no debes comer carne, que DEBES tomar mucha agua, que deja los carbohidratos, deja el azúcar, deja las frituras y un amplio DEBES y un largo DEJA.
Confusa yo.
Entre tantas voces perentorias, han pasado 18 preciosos y vagabundeados días, vividos sin prisa y sin culpas (somos bien culposas las mujeres ¿no?) y bien lectureados.
Dejé las frituras.
Me duró la abstinencia una semana. Había comprado demasiado zapallo, ¿qué mejor usarlo en sopaipillas? 
Adopté las frutas, por ahí voy bien.
Poca leche (mi amigo Fe dice que la leche es para los terneros), hasta ahora.
Adopté las lechugas como mejores amigas y el apio es mi yunta.
La palta y yo somos “uña y mugre”. 
Pero ay, la producción de choclos está en su peack ¿podré comer humitas? 

Mi amigo higienista dice que debo tomar frutas ácidas antes de almuerzo.
Y algo de semi-dulce y dulce por la tarde, la fruta ANTES de las comidas y nada después de las 20.00.
¡Vaya!
Por otro lado está el apóstol Pablo propone: “Dios creó todos los alimentos para que nosotros los comamos y le demos las gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno…” (1 Timoteo 4:3-4 )

De todos los consejos algo bueno se logra.
Paso a paso vamos viviendo, hay una felicidad implícita en los hábitos que conservamos, hay una felicidad nueva en la asombrosa forma que adquirimos algunos nuevos.
 La gracia de Dios siempre es una caja de sorpresas, y casi todas gozosas.

 Proposición para practicar: No "hacerme atados" por lo que no puedo cambiar.





(Ilustración de Sarah Wilkins)