Escribo y pienso.
Voy sintiendo la noche, cómo pesa sobre la ciudad, las luces de la calle titilan anunciando que un Niño viene en camino, cada año se renueva el milagro de la vida que emerge, poderosa e insondable.
Escucho algunas canciones navideñas, Santa la noche, alabanzas al Rey.
Y una no tan evangélica,That old feeling, de Bob Dylan. Pura nostalgia.
Me gusta la música, la navideña y la otra.
Aparte de la locura temporal que nos posee desde los primeros días de diciembre, me dedico a pensar en el Nacido y en los nonatos. Quizás sea porque este año se aprobó la ley de aborto, si María hubiera quedado embarazada en estos días lo más probable es que las vecinas le sugirieran que abortara el bebé, tal vez en esos tiempos se respetaba la concepción como el acto sagrado que es.
Por cierto, la potente vida renace en el jardín, la familia pata se agranda con cuatro patitos iguales a su padre. ¿No es un maravilloso regalo de Navidad?
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«Una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Emanuel,
que significa: “Dios está con nosotros.”»
Mateo 1:23
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